Que Internet está modificando los hábitos de lectura, los caminos de acceso a determinados libros y las formas de hacer públicos textos literarios (cuentos, novelas y poemas) es ya una verdad universal. El e-book abre perspectivas cuyo alcance último se nos escapa. Y sugiere preguntas diversas: ¿convivirá el libro en papel con el libro digital?, ¿terminará éste con aquél?, ¿quedará el libro tal y como lo conocemos relegado a la condición de objeto marginal, vicio de colecconistas o consumo de minorías? Son preguntas que quienes nos hemos formado en la cultura del libro nos hacemos con cierta angustia, con la marca del temor a lo desconocido y el miedo a perder el suelo sobre el que hemos venido caminando.
Igual se trata sólo de un vaticinio interesado, pero soy de los que opinan que habrá convivencia del mismo modo que hoy convive la televisión de alta definición (donde es posible ver el cine en alta definición) con las salas de cine (eso sí, en el formato multicine incorporado a gran superficie comercial) y con la costumbre de ir al teatro. El video no mató a la estrella de la radio frente a lo que nos contaba una canción pop de principios de los ochenta (la radio está más viva que nunca, por cierto) ni la televisión ha matado al cine o al teatro. En todos ellos, la proteína, es decir, la historia como sustento del hecho narrativo, se mantiene incólume o con más fuerza que nunca.
Viene todo esto a propósito de dos reflexiones.
La primera está relacionada con el fragmentarismo consecuencia del efecto nocilla (literatura mutante, así lo llama Vicente Luis Mora) en que, con la excusa de la omnipresencia de Internet, se ha querido situar el paradigma de la novela del siglo XXI. Agustín Fernández Mallo tiene un ferviente "hincha" llamado Manuel Vilas, autor al que me he referido aquí y que cuenta en su haber con una obra certera, Aire Nuestro, en la que se advierte una voluntad estructural para acercarse al formato novela (mi elogio, curiosamente, no apareció en su blog). Pues bien, Internet es un espacio virtual donde todo convive. Pero un espacio virtual que no afecta a la esencia de la literatura desde sus orígenes: dar forma, a través del lenguaje, a nuestras emociones y a nuestros miedos, que son las emociones y los miedos de siempre. Que tampoco afecta, si hablamos de narrativa, a la base esencial de la novela desde El Quijote o la picaresca hasta nuestros días: la historia. La literatura mutante produce otros materiales, parecidos cuando no casi idénticos (estructuralmente, se entiende) a los que produjeron las vanguardias: produce fragmentos, agregaciones de imágenes, reflexiones a las que se busca un hilo conductor no siempre de manera afortunada. Es el nuevo escenario de Internet. Pero el medio no es el mensaje aunque lo dijera McLuhan hace más de medio siglo. La fragmentariedad del mundo tal y como lo recibimos a través de los nuevos medios tiene en la literatura un paradigma ordenador: ahí están las últimas novelas de Muñoz Molina o de Luis Landero, por ejemplo. La narrativa no es un espejo/reflejo de lo que nos llega a través de la Red. Ni siquiera un espejo deforme. Es un "lugar" cualitativamente diferente, que se nutre de la realidad y la trasciende para construir una nueva realidad. Con palabras: por supuesto.
Las manera de recogerse el pelo. Generación bloguer es una antología de poetas "blogueras" ideada/promovida por el poeta asturiano David González que, tal y como ha anunciado en diversas ocasiones Pepo Paz, editará Bartleby en unos meses. Poetas que, mayoritariamente, se han curtido en la escritura en el mundo de Internet, en el ámbito del blog. Que han crecido en este ecosistema virtual que, siempre, habla del ecosistema de la realidad , de nuestro mapa de emociones, incertidumbres, miedos y deseos. Pues bien, estas poetas, buenas poetas (¿o poetisas?) pasarán del blog (de Internet) al papel, verán sus poemas, negro sobre blanco, agrupados en un libro hecho con el gusto y la delicadeza con que Bartleby hace los libros, un libro que irá a los anaqueles de las librerías, estará (si es posible) en las mesas de novedades de éstas y será leído al amor de la lumbre, en un café, en el tren, en el metro o en el autobús o junto a una ventana que da al mar (por ejemplo), por lectores devotos de la poesía .
Ese itinerario conduce, a la vez, a dos reflexiones: de un lado, es bueno destacar la importancia que tiene, para todo poeta, por muy joven que éste sea, el libro convencional, el libro de siempre. Tiene algo (lo he escrito alguna vez en este blog) de canonización, de "certificado" que acredita su condición de escritor. Puesto que es obvio que todas las poetas de La manera de recogerse el pelo pueden colgar sus libros (no sólo los poemas antologados) en sus blogs o en mutitud de páginas web, ¿qué sentido tiene la edición en papel? Dejó ahí la pregunta. La segunda reflexión es algo más peliaguda: estos días, con motivo de una agria polémica sobre el pirateo de libros de poemas, Pepo Paz ha sugerido la posibilidad de colgar la antología y no editarla para así dar la razón a quienes justificaban, en los comentarios recibidos en su blog, la apropiación indebida de textos ajenos. Ha habido, como es natural, protestas entre quienes entendían y justificaban (algunas interesadas, por tratarse de antologadas) el pirateo de otros por el gran papel difusor de cultura que tiene Internet pero, sin embargo, no veían bien que esa "medicina" se aplicara a La manera... Pues bien, esa es una de las muchas evidencias de la necesidad de oponerse a todo pirateo. Si se cuelga en la red, ¿para qué editarlo? Si un libro puede ser reproducido en su integridad, o casi, por cualquier bloguero, ¿qué sentido tiene gastar tiempo, dinero y esfuerzo en la edición en papel? Aun considerando en el horizonte el e-book, es obvio que hay que salvaguardar los derechos de los autores y de los editores, también trabajar para que la red de librerías interesadas en vender poesía se mantenga y crezca, y evitar que cualquier ciudadano pueda, por la vía directa, copiar entero (o casi) un libro y colgarlo en la red como si éste si fuera propiedad suya. Que lo haga si quiere con los de dominio público, no sujetos a derechos... Pero hacerlo con el resto de los libros es un delito.
La manera de recogerse el pelo, editado en papel, tendrá algo de consagración de las poetas que lo nutren. Saldrán del blog, cruzarán ese espacio invisible que separa la pantalla y el universo de la Red del libro que se acaricia, cuyas páginas se huelen (ese aroma algo ácido del papel y la tinta), cuyo lomo puede contemplarse, junto al de otros libros, en una estantería.... Pero... ¿y si no llegara a ser un libro... en papel? El contenido sería el mismo, cualquiera se lo podría descargar e imprimir, no habría merma en los poemas, ni en las biografías de las poetas. Incluso podría ser leído sin descargarlo ni imprimirlo. ¡¡Y sería gratis para los lectores!! Como director de la colección que lo acoge, creo que no sería lo mismo. Y estoy convencido de que así piensan las propias poetas que integran la antología. ¿O no?
17 comentarios:
Una sorpresa encontrate en la red y un lujo leer tus reflexiones en directo; el papel es más impersonal, en cambio este medio permite acercarnos al autor que de esta manera parece cobrar "vida". Imparable la revolución Internet, veremos qué nos depara el destino. Cordiales saludos,
Aunque pareces conocerme, jgbarber, no sé quien eres. En todo caso, gracias por tu comentario. He intentado buscar tu identidad y me he colado en uno de tus blogs. De fotografías, por cierto. Te felicito. Los espacios naturales y las fotos que nos los recobran son una auténtica maravilla. Hasta tal punto ha sido así que lo he incorporado a mi lita (columna de la derecha) de enlaces preferentes.
Te llames como te llames, bienvenido a este espacio.
Un abrazo.
Hola Manuel, no nos conocemos, no soy más que un lector anónimo que ha tropezado con tu página (a partir de una referencia en una de tus columnas en El País) y ha querido dejar un comentario. Por eso decía que este medio es una manera de poner en contacto al autor con el lector y permite modificar el habitual flujo unidireccional del libro impreso hacia este intercambio en vivo y en directo. Sobre todo me identifico con tu “sierra del agua” y tus “trenes en la niebla”, con ese paisaje y ese valle tan hermoso que me gusta tanto recorrer. Una vez descubierto tu espacio, seguiré leyéndote de vez en cuando. Cordiales saludos,
Pues bienvenido, lector.
Me alegra saber tu querencia por los dos libros que citas. Los dos, junto con el valle, son una zona de intersección de nuestras preocupaciones paisajísticas y nuestro amor por la montaña (y, sobre todo y por lo que dices, por el valle).
Cordiales saludos.
¿Por qué tanto miedo a que desaparezca el libro? Puedo entender el temor de autor y editor a que su obra vuele sin control en la red, pero también he de añadir que los productores de cultura han de ponerse a pensar en evolucionar los formatos. Por ejemplo con la música: ¿por qué he de comprar a un precio desorbitado un CD del que sólo me gusta una canción?. Los tiempos cambian, las costumbres también (ya no leemos pergaminos ni escuchamos música en un gramófomo). Y si editores y productores no dan alternativas, la gente se busca sus métodos para acceder a lo que busca. No es una defensa del piratero, todo lo contrario.En definitiva: tener un libro entre las manos es algo muy especial, pero más especial es soñar cuando lees su contenido. Libro sí, internet también. La regulación, es otro debate.
Hola Manuel:
Enhorabuena por ir a sacar definitivamente la antología.
Dices en tu entrada que si el libro se publicase en un blog sería el mismo libro y qué sentido tiene entonces la edición en papel.
Quizás nos estemos olvidando de algo fundamental en este debate: las nuevas tecnologías permiten que cualquier persona aficionada a la literatura (o a cualquier otro arte) cree un espacio donde mostrar su trabajo; pero desde el punto de vista del consumidor de arte –en el caso que nos ocupa de literatura-, del lector que quiere disfrutar de textos de calidad, la labor de las editoriales es fundamental.
Ya existen webs en Internet donde la gente deja su libro, se muestran unas páginas y el lector interesado puede pagar y descargar el libro. ¿Cómo puede un lector de textos literarios orientarse en blogs o en estas páginas en las que no hay ningún trabajo previo de selección?
Cuando llegue (que ya ha llegado) el e-book, un lector podría descargarse de la red “El Quijote”, o “Cien años de soledad”, y leerlo gratis, porque alguien ya habrá colgado el texto en la red. Esos libros son de sobra conocidos y su calidad de sobra reconocida. ¿Si todo el mundo cuelga sus trabajos en la red sin estar seleccionados por nadie, qué libro habré de descargar para mi e-book?
Ante las novedades editoriales, yo puedo acercarme a una librería y hojear los libros, por ejemplo, de Anagrama, editorial a la que doy crédito en su búsqueda de nuevas voces. ¿Cómo encontrar un libro de Anagrama, lo que yo entiendo por un libro de Anagrama, si Anagrama no existiese? ¿Lo busco en blogs, en páginas donde todo el mundo cuelga sus relatos o novelas, mejores, peores, escritas con faltas de ortografía, geniales, infantiles, políticamente correctas o incorrectas…?
Mi respuesta a tu interrogante es que no: “La antología Blogger”, o cualquier otro libro no es igual colgada en un blog que editada por Bartleby, por dos motivos: ¿Cómo podría llegar a ella un lector de poesía si está en un blog entre miles de blogs?, y segundo: si está editada por Bartleby un lector de poesía pensará que ha pasado un listón de calidad, sus textos han sido revisados…
Una editorial no es, o no deberíamos verla, sólo como un soporte un papel, sino como un sello de garantía, un referente de calidad literaria, estatus que debe alcanzar gracias al trabajo de las personas que trabajan en ella y al crédito que consigue de sus lectores. Un examen que creo que Bartleby ha pasado de sobra en la última década.
Saludos y ánimo con vuestro trabajo.
Sumo a este interesante debate una apreciación: no todo lo que se edita en formato libro es, por estar editado, de calidad. Es cierto que algunas editoriales son sinónimo de selección y garantía de acierto para el lector que busca, pero también hay mucha literatura fácil que se publica y se vende sin que sea necesariamente buena.
Por otra parte, si se simultanea la edición en papel y en Internet se puede conseguir que un internauta tropiece con un texto que le interese y ese texto le lleve a la librería para buscar más.
Como dice Iconos, evolucionamos y la cultura debe adaptarse a esos cambios.
Lo que sucede con el e-book es que nos hará cambiar la percepción en muchos aspectos. No se habla de la ceremonia que hay detrás del libro como entidad física, algo que quizá no suceda con el e-book, que se vuelve una entidad abstracta y por tanto inaprensible. Pero eso es en cuanto a la forma. Identificar al libro, la entidad física del libro, con su contenido, es algo que tendrá que evolucionar. Se acaba la ceremonia del libro, su mitificación. Esto es algo que está sucediendo, y parece que se nos viene encima YA. Por una parte está lo que tú decías muy bien, y es que la radio está más en vigencia que nunca a pesar de los avances tecnológicos que pudieron derrumbarla, y si quiero puedo valerme de una cámara autofocus en vez de usar una digital. Yo prefiero la digital por diversas razones. Y por diversas razones prefiero el libro en papel, y lo seguiré prefiriendo al e-book, lo cual no significa que no me vaya a descargar alguno alguna vez. No veo por qué las editoriales tengan que desaparecer con el advenimiento del e-book, en todo caso tendrán que adaptarse a otra estrategia de mercado, en un formato que por ser emergente debiera de proporcionar gratificación a todas las partes. Y en cuanto a la cuidada selección: no excluye el formato virtual, ¿o sí? Ayer leía algo sobre el tema de la distribución, ¿no tendría tanto el autor como la editorial la posibilidad de llegar más lejos geográficamente a través del e-book? Al parecer sucede en otros países, ¿por qué no iba a suceder en España?
Un saludo, Manuel :+
Aunque suene convencional: todos tenéis razçon, desde Iconos a R.A.B., pasando por David y por Raquel.
El debate es de gran interés. Vvimos una situación en la que lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer. El desenlace de ese proceso tendrá un carácter híbrido. Creo que Internet no acabará con el libro en papel, que éste convivirá con los nuevos formatos, aunque con un peso menor que en la actualidad. El libro convencional es un objeto inimitable, en el que confluye la labor de artesanos y artistas: diseñador de portada, de la letra, del tipo de encuadernación, además del autor. Incluso aunque uno lo tenga en digital para leer en e-book puede interesarle tener el objeto-libro. Creo... ¿No ocurre con la pintura algo parecido? ¿O basta con ver la reproducción digital de un icono medieval, o de un cuadro expresionista para valorar en su total dimensión la obra? ¿Sobran los lienzos, las maderas, los soportes sobre los que el pintor crea?
En fin, reflexiones.
Saludos a todos.
En eso pensaba ayer, justamente: en la pintura. Lo que sucede es que la pintura se vale de medios materiales, y la literatura se vale de medios abstractos... para llegar a, no digo que iguales, pero sí parecidos resultados. Y claro que la pintura empieza a ser modificada también. Hoy puedes convertir al Guernica en un objeto tridimensional a través de la tecnología, o penetrar en las entrañas de un Dubuffet como si tal cosa, diseccionarlo, llevarlo a otro contexto, re-crearlo... e inclusive, participar de su re-creación. O puedes coger tu propia pintura y re-crearla por medios digitales. Lo que no puedes es llevarte el Guernica a tu casa, claro :D, ahí sí que vas a la cárcel.
El campo está abierto y hemos entrado en él, el proceso es imparable.
Y por cierto, ya que has hablado del trabajo artesanal del libro, me he acordado de los incunables. Siento gran pasión por ellos, por esa sinergia entre "literatura" y artes plásticas, me he acordado de Eco y aquel iluminador tan maravillos de "El nombre de la rosa", un antecedente de nuestros modernos caricaturistas.
En fin, ramas del árbol...
Hola.
Debate interesante. Yo creo que el libro en papel no morirá del todo. Y también creo que Internet nos da muchas posibilidades. En mi caso a Internet le veo una parte negativa, y es el fraccionamiento, el leer por encima, demasiada poesía en blogs, demasiada información. Y luego al finan enemos mucha más información pero totalmente incompleta. Lo cual reduce realmente la posibilidad de conocimiento y de apreciar las buenas lecturas.
Personalmente prefiero un libro, poder subrayar, anotar al lado, volver a la lectura y ver que lo que una vez se ha resaltado tiene otras conotaciones.
Prefiero un libro mil veces, a Internet.
Aunque Internet tiene la posibilidad de llegar a más gente y a conversar como ahora mismo sobre temas que de otra forma no sería posible llegar.
Un saludo.
Buenas tardes, Lola, bienvenida a este espacio que, creo, visitas por segunda vez.
Comparto tu preferencia por el libro. Aunque reconozco que Internet ha abierto horizontes inabarcables, también estoy convencido de que se producirá una selección natural de lo mejor. Los propios internautas con cierto nivel de sensibilidad irán decantándolo.
Para mí, en todo caso, leer un buen libro (y anotarlo, y subrayarlo, y releer fragmentos enteros, y oler el papel) es uno de loa grandes placeres de la vida.
Saludos.
Si creo que si, que es la segunda vez que visito este blog.
No sera la última. Es interesante.
Un saludo.
Muy de acuerdo con lo dicho sobre la generación nocilla, justo ahora en que se ha convertido en el DOGMA.
Saludos
Hola Manuel Rico, soy Cristina Morano y estoy en la antología de David "La manera..." No me importaría que se colgara la antología en la red, para llegar a todos los formatos, pero yo nunca la leería ahí, por la misma razón que estudié diseño gráfico: me gustan los libros. Sé escribirlos y hacerlos, ese es mi trabajo, como comprobarás si visitas mi blog y la entrada dedicada a "Diseñar libros con José Luis Montero". Por esta razón de amor por el libro, opino también que es en ese formato donde se deben leer las cosas, cualquier cosa. Quiero hacer libros y que todos mis poemas se lean en libros, antes de dormir, cuando uno ya ha apagado todas las luces y se le queden uno o dos versos míos en la cabeza, cuando se quede dormido y sueñe... ¡¡y sin gastar energía!!
Cris
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