Es casi la una de la madrugada del día 30 de diciembre. Constato que el número de visitantes del blog, esta noche, ha cruzado el rubicón de los 30.000, me pregunto por la identidad del visitante que lo ha hecho y proyecto una mirada retrospectiva al año a punto de finalizar: ha habido momentos felices como no podía ser de otro modo. Pero no todo ha sido felicidad porque la realidad y la vida son imprefectos, consoladores y apacibles a veces, crueles e ingratos otras. He viajado, he amado, he compartido conversaciones, ideales, poemas, novelas, sueños y horas de una intimidad feliz. He construido proyectos y los he imaginado cumplidos, lo que es bastante. E. y su perseverancia y su cercanía 33 años después, los hijos, los paseos por el campo, los poemas acabados, los poemas inacabados, la novela a medias, las manifestaciones por lo que debería ser evidente, el voto contra el escepticismo y la desidia, las lecturas, los amigos y amigas (tan escasos siempre cuando son verdaderos), los nuevos escritores descubiertos, los manuscritos que me sorprendieron, Chicago, Sidney, Delhi... Ahí ha estado, sin duda, la felicidad. O, al menos, parte de la felicidad.
Pero la vida es un claroscuro. "Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde", escribió Jaime Gil de Biedma en su hermoso poema No volveré a ser joven. Ese verso siempre acude a mi mente en los momentos no fáciles. Y 2009 fue un año en el que la felicidad que arriba he descrito ha tenido su contrapunto de infelicidad, de desazón, de desconcierto. Se fueron dos amigos que llenaron muchas veces mi casa y mi mente y mi corazón: José Viñals y, sobre todo, mi hermano Diego Jesús Jiménez (Benedetti o Ayala también duelen, pero no estuvieron tan cerca). Tuve otras pérdidas familiares, de gentes que formaban parte del paisaje de mi infancia. Y hubo dramas colectivos que no pueden dejer indiferente a nadie con un mínimo de sensibilidad: Gaza, Afganistán, las hambrunas de siempre, el paro que tocó a personas muy próximas, la crisis que cercenó proyectos...
Quiero un 2010 mejor. Infinitamente mejor. Con proyectos cumplidos. Con sueños. Con más felicidad que incertidumbre. Con más amor que desamor. Con poesía, con arte, con verdad. Con más empleo, con salud. Con amistad. Con palabras, esa hermosa materia que nos explica y nos emociona. Y sólo con los silencios imprescindibles. A todos: un 2010 mejor. Con un horizonte tan amplio como el de la fotografía.
Cierro esta peculiar felicitación con un poema de mi libro Donde nunca hubo ángeles. Un poema que habla de muchas noches de felicidad y amistad y desazón discutiendo de arte, de palabras, de poesía:
DISCUTIR DE POESÍA
Discutir de poesía abrazando las horas hasta dar con el alba
no es despojar al tiempo de sentido.
Es armarlo.
El humo y el coñac, y la noche y la música
levantaron el mundo en torno de una mesa: discutimos
acerca de lo inútil y amamos el instante
que jamás nos consuela, que nos ata
y esclaviza.
¿Mas sabemos que en el aire de un verso algo respira
más allá del lenguaje?
Decimos
viento y nos convocan tardes vencidas,
horas de soledad o de intemperie,
días de dicha o desventura. Decimos tierra
y nos visita la oscuridad y el légamo
donde nunca hubo ángeles, y el paladar se empaña
con el sabor a muerte de un verano maldito,
decimos niebla y la luz se estremece
entre muebles sin uso y busca la memoria
el frío de un invierno en el muchacho
que apenas reconoces.
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10 comentarios:
Feliz año a ti también, Manuel. Me sumo al deseo de que todo vaya un poco mejor para todos en este 2010 que está a punto de entrar. Si bien es cierto que la mayoría de los balances que uno realiza cuando se cumplen los doces meses de rigor suelen tener grandes objeciones, a uno siempre le queda la posibilidad de sumar todas las cosas buenas que pueden haberle sucedido en, digamos... los últimos diez, veinte años? Y así hacer acopio de alegrías. Ojo, que no estoy diciendo que todos los años que van pasando hayan sido malos. Pero lo más probable es que para cumplir todas nuestras expectativas en el futuro, aún tengan que pasar un poco más de 365 días. Aun así, paciencia. El amor más largo es el que al final menos pesa.
Un abrazo y felicidades...
Ah, y hermoso poema.
D.
Gracias Manuel. Soy uno de los 30,000, británico de nacimiento y ubicado en Madrid desde hace 20 años.
Siempre acudo a tu blog, donde encuentro esa humanidad que también he encontrado en tus novelas, de las cuales destacaría 'La Mujer Muerta' (todavía disponible en la bibiloteca de la Puerta de Toledo!), sin saber por qué.
Feliz año.
Feliz año nuevo también.
Muy bonito el poema. gracias.
También murió José Miguel Ullán este año. Y también he tenido algún acontecimiento triste de este estilo más cerca de mi.
Por eso brindemos por un año mejor en el 2010.
Os invito a pasarse por Sopa de poetas y unirse a la iniciativa de intentar conseguir 100.000 comentarios en favor de la poesía. (Yo no tengo nada que ver con ese blog solo soy paloma mensajera)
http://sopadepoetes.blogspot.com
Un abrazo.
No tengo nada que ver con el blog de sopa de poetas, si tengo que ver me gusta leerlos.
Un segundo abrazo.
Gracias por tu espacio literario que hoy descubro.
El año próximo, tan próximo, seguiré leyéndote.
saludos...
Mis mejores ojalás para el año 2010, Manuel.
A todos y a todas, en especial al autor de este blog: Feliz 2010.
Gracias por vuestras visitas y por vuestros buenos deseos para 2010. Más allá del obligado optimismo de estas fechas, es imprescindible aferrarnos a los buenos deseos. No como tabla de salvación, sino como impulso vital.
Lola (creo no conocerte salvo de la blogosfera) ahora mismo voy a entrar en "sopadepoetes" a dejar mi comentario en favor de la poesía. Un paso más hacia los 100.000.
Glennie, visitante asiduo según dices (e ignorado, añado), gracias por tu confidencia sobre La mujer muerta. 2010 será un buen año para ese libro: saldrá de nuevo a librerías en una edición envidiable. Ya lo verás.
Y a los demás, gracias.
Se acercan las uvas (ahora vienen en paquetito de 12 especialmente, y parecen de plástico) y las 12 campanadas. Te deseo, os deseo a todos, la ventura de poder vivir cada instante como si fuera, no el último (gran error a veces) sino el único. Importa poco el número, la voluntad por el cambio, sí. Y me sumo a la tuya.
Un abrazo y Feliz Año.
Hola Manuel: No sé cómo llegué a la página de Bartleby y aquí estoy. Tampoco se por qué a todos nos ha dado por volver a Gil de Viedma últimamente,pero aquí estoy. Debo ser el visitante 30.000 y pico y sólo quería decirte que "...ese algo que respira más allá del lenguaje" me ha hecho vibrar.
Que las musas bendigan este año y nos concedan todos tus (compartidos) deseos.
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