martes, 4 de noviembre de 2008

Rastrear en la historia literaria, un oficio del editor sensible

Bartleby ha editado a la hasta ahora desconocida narradora alemana Brigitte Reimann. Los hermanos es una hermosa novela que nos sitúa en el corazón de la vida cotidiana de la que fuera una sociedad modélica en teoría: la República Democrática Alemana, la RDA. La misma editorial acaba de publicar la poesía completa de William Faulkner y no tardando mucho hará llegar a las librerías un curioso (y necesario) libro póstumo de Steinbeck: Diario de una novela: las cartas de Al Este del Edén. Esas novedades, junto a libros no muy lejanos en el tiempo como los cuentos de Harlodo Conti o los poemas de Todos nosotros, de Raymond Carver, por no hablar de la Poesía completa de Sylvia Plath a la que me he referido en este blog en otra ocasión, muestran una vertiente apasionante del trabajo del editor creativo, del activista de la cultura desde la trinchera de la edición. Lo fácil, para un pequeño editor, es limitarse a editar premios, es aprovechar contactos en la administración para acceder a contratos de cierto relieve... Ejemplos tenemos algunos y no insignificantes. Lo menos fácil sin embargo, aunque imprescindible, es bucear en el presente de nuestra creación, buscar la calidad con independencia de la opción estética de la que el autor se reclame. Y, de manera muy especial en un momento en que se pretende demoler nuestra mejor memoria literaria, buscando en el pasado, indagando en las obras menos conocidas de los grandes autores, rastreando títulos y autores que fueron olvidados bajo las oleadas editoriales de las modas de cada momento.

Esa práctica del buceo la aprendí, como lector y amante de la literatura, hace no muchos años cuando descubrí, en la mesa de novedades de una librería, una novela corta escrita por un desconocido autor de la década de los cuarenta del pasado siglo. Se trataba de Helena o el mar del verano y su autor era Julián Ayesta. Una novela de 1952, recuperada por una pequeña editorial con el afán de ofrecer buena literatura a un lector cada vez más asediado por la cultura audiovisual. ¿Qué significaba para mí la simple oportunidad de hojear el libro y enfrentarme a un mundo de lenguaje lleno de colores, de olores, de sensaciones, de modernidad, de sabiduría? Algo tan sencillo como caer en la cuenta de que alguien, en una pequeña editorial, se había dejado llevar por la pasión literaria, había escarbado en la historia de nuestra novela y había decidido sacar a la luz un libro que, por razones de índole diversa, había quedado en la sombra.

¿Qué fue de maravillosas novelas que no tuvieron la fortuna de ser respaldadas por una campaña publicitaria o por un premio de renombre, pero en las que había calidad, lenguaje revelador, sentimientos, emociones, mundo? Novelas hoy desconocidas que aparecieron en los años 50, o en los 60, o en la década de la transición política española, pueden ser sometidas a la nueva mirada del lector de hoy y cobrar una luz nueva. Lo mismo cabe decir en relación con libros de poesía hoy olvidados pero de una calidad más que notable. Pero para que ello ocurra hace falta la mirada y la devoción del editor sensible. Esa mirada, traducida en acción, en búsqueda, en confianza en la palabra escrita, es, en el fondo, un servicio de primer orden a la sociedad, al lector, a la cultura. Es un campo poco frecuentado por nuestros editores, un campo que, sin embargo, espera ser roturado.

5 comentarios:

Hipatia de Alejandría dijo...

A propósito de lo que dices, hay una especie de alquimia misteriosa en eso de hallar libros de autores cuasidesconocidos en librerías de lance.
Si bien no es verdad que en la red pueda hallarse "todo", hace poco descubrí una nota de Umbral escrita para el País allá por el 85donde rinde un espontáneo homenaje a los "malditos españoles", gente que permaneció a la sombra de la historia de la literatura durante la mitad de un siglo.
Bueno que existan esos editores apasionados dispuestos a rescatar las cenizas del Fénix.
Un saludo

SONIA FIDES dijo...

Manuel, tu "rareza" es encomiable, si todos los editores pensaran en la cultura ¡cuánto iba a ganar la literatura de este país!


Saludos.

Marisu dijo...

Bueno, a algunos/as también nos gustaría encontrar editores sensibles para nuestros libritos.Editores que no tuviesen en cuenta más que el libro,que no lo menospreciasen sin leerlo.Y lo que nos encontramos es con gente sin escrupulos que toma el pelo a escritores, que no por carecer de renombre dejan de escribir cosas dignas y bonitas.Algo que en muchos renombres escasea.Porque abunda la vulgaridad bien promocionada.Y en este mundillo también sucede que si no tienes padrinos te quedas sin la ablución divina del bautismo.
María jesús.

vicen-Ponferrada dijo...

A la atención de D. Manuel Rico:

RNE ha emprendido un camino que, por controvertido, está indignando a muchos de sus oyentes. Lejos de comportarse como un servicio público, garante de la calidad y la cultura, ha pasado a creerse una empresa privada, anteponiendo lo comercial al interés general y eliminando programas de una calidad indiscutible, creando otros de una calidad ínfima, sorteando coches para atraer oyentes, etc.

Un nutrido grupo de oyentes, indignados ante el cariz que están tomando las cosas, nos hemos reunido espontáneamente en torno a un blog. La chispa que ha prendido la yesca ha sido la inexplicada desaparición de La Noche Menos Pensada. Un programa de suma calidad, con unos colaboradores ilustres y un presentador excepcional. Recordamos con emoción y agradecimiento que Usted participó en nuestro querido programa. Siempre esperaba el dia en el que usted colaboraba en el programa. Que placer escuchar su voz, pausada, sabia y llena de sentimiento, eso de lo que tanto carecemos diariamente y a la vez, tanto necesitamos. Siempre crítico y certero ante los atropellos. Le echamos de menos en la noche, maestro.

Las quejas individuales siempre se han estrellado contra la barrera que supone la Defensora del Oyente, que siempre devuelve el mismo mensaje pregrabado. Ante tal abuso, hemos nombrado a nuestro colectivo Salvemos La Noche Menos Pensada y estamos adoptando una serie de medidas para para aunar fuerzas, hacer pública nuestra postura y reclamar con una sola voz la restitución del programa.
La que consideramos más importante es una recogida de firmas virtual (en internet), debido a nuestra amplísima dispersión geográfica, en apoyo de un manifiesto que reclama la vuelta de La Noche Menos Pensada y el cumplimiento de ciertas tareas que deberían ser obligatorias para toda radio pública.
A los colaboradores, invitados del programa y también a personas de cierta relevancia social nos atrevemos a sugerirles que nos escriban un texto para una sección dentro del blog que se llama "Yo Firmo Porque..." Creemos que con sus palabras pueden motivar a otras personas a apoyar nuestra causa, amén de ofrecer la posibilidad de expresar su punto de vista sobre este particular. Ya hemos obtenido varias respuestas positivas.

Le pido fervientemente que eche un vistazo a nuestro blog para conocernos mejor y que se pase por la página que aloja el manifiesto. Estoy convencido de que encontrará suficientes razones como para honrarnos con su firma. Quizás también quiera hacer una contribución a nuestra sección "Yo Firmo Porque...". Se lo agradeceríamos de manera muy cordial. Y si finálmente se decide a hacerlo, puede enviar su artículo a; salvemoslanochemenospensada@hotmail.com. Será todo un placer leerle, una vez mas...

Atentamente.

Jose Vicente.



PD. Enlace a nuestro blog: http://salvemoslanochemenospensada.blogspot.com/
Enlace a nuestro manifiesto: http://www.firmasonline.com/1firmas/camp1.asp?C=1820

samsa777 dijo...

En efecto, esa tarea es la más estimulante tanto para el editor como para el lector. Anoto las recomendaciones.

Un saludo.

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