miércoles, 4 de mayo de 2011

¿Página 2 o Best-seller 2? Una reflexión en cuatro tiempos

UNO
El pasado Día del Libro, Página 2, el programa de La 2 de TVE, emitió un especial sobre el evento. Óscar López, el dinámico periodista cultural que ha logrado imprimir un ritmo no menos dinámico a un programa dedicado a los libros, no se alejó, sin embargo del gran déficit que históricamente arrastra el programa.  Fue un mero recuento de best-sellers, como si la labor de los responsables del programa se hubiera limitado a solicitar de las más poderosas editoriales sus libros más vendidos o exitosos con independencia de sus valores literarios. Por la pantalla pasaron  María Dueñas, Javier Sierra, Lorenzo Silva, Julia Navarro, Juan Eslava Galán, Carmen Posadas, Espido Freire, entre otros,  para concluir con un Noah Gordon que es el rey de reyes de todos los best-sellers que en el mundo han sido. Es decir, Página 2 no aportó absolutamente nada que no aporten los anaqueles de los hipermercados y grandes almacenes en sus secciones de librería.  En el fondo, se convirtió en un gran panel publicitario de sellos editoriales que no lo necesitan porque son, de manera legítima y no discutible obviamente, quienes suelen ocupar las mesas de novedades de todas las librerías y puntos de venta del país.

DOS
¿Existen, para ese programa, las pequeñas editoriales?. ¿Y la poesía y los poetas? ¿Y el ensayo y los ensayistas más allá de la "autoayuda de calidad"? Podría entenderse esa propensión al best-seller en el caso de una cadena de televisión vinculada a algunos de los grandes grupos editoriales que dominan el panorama de la venta de libros (que no el panorama literario, esa es harina de otro costal), pero una televisión pública que está al servicio de todos los ciudadanos, lo que quiere decir al servicio de todos los lectores, de todos los escritores y de todos los editores no puede, sin rubor, hacer de prolongación publicística o propagandística de los grandes grupos. Sabemos que hay grandes escritores con una obra de hondo aliento, literariamente rigurosa y profunda, que venden muchos ejemplares y que, como cualquier otro buen escritor, tienen que estar ahí: pienso en Javier Marías, en Eduardo Mendoza, en Mario Vargas Llosa, en Juan Marsé, en Ricardo Piglia, en Enrique Vila-Matas... Pero no nos acaban de encajar otros autores que nada aportan al panorama literario y cuyo único o esencial mérito es vender mucho y estar en todos los foros de lo que llaman mundillo, en una mutación del espacio de la literatura en una suerte de espacio de la prensa rosa del mundo del libro.
TRES
Era el Día del libro. Un par de semanas después de que Juana Castro obtuviera el Premio de la Crítica con un hermoso libro, Cartas de enero, que ni fue mencionado (no es de extrañar: no hubo un sólo poemario entre los recomendados), casi al tiempo de que llegara a librerías, después de más de tres décadas, el nuevo libro poético de Félix Grande, La cabellera de la Shoá, incluido en la nueva edición de Biografía, su poesía completa o en paralelo con la aparición de las cuatro novelas cortas de Manuel Longares, publicadas  bajo el título Las cuatro esquinas, o de la poesía completa de Antonio Colinas, o de Javier Egea.. Menciono tres pequeñas muestras de los silencios de Página 2 en el Día del libro pero éstos podrían ampliarse casi hasta el infinito.

Una cadena pública de televisión no puede caer en semejante despropósito. Decenas de pequeñas editoriales, numerosos poetas, muchos excelentes, ensayistas y pensadores que indagan en las grandes sombras que se ciernen sobre nuestra realidad, narradores minoritarios (o recluídos en el espacio de lo minoritario en razón de las editoriales en que publican, casi siempre modestas) de prosa innovadora y ambiciosa, traducciones de grandes poetas extranjeros realizadas por poetas españoles o latinoamericanos excelentes.  Todo queda fuera de la televisión pública, de Página 2. Y ante ello, caben algunas grandes preguntas: ¿necesitan los best-sellers el apoyo mediático de TVE? ¿Cuántos autores con una obra de muy alta calidad, superior en muchos casos a la de los llamados "superventas", aparecen en la pequeña pantalla? Si no es la televisión pública, ¿quién puede proyectar más allá de lo puramente testimonial la grandiosa labor que están realizando modestas editoriaales con catálogos de calidad indiscutible pero editando casi de milagro, viviendo económicamente en el límite de lo imaginable?  Preguntas para las que quizá no haya respuesta. Desde hace mucho tiempo, quizá desde los tiempos en que, con Paco Solano y Ángel García Galiano y bajo la producción de Blanca Navarro, realizaba el programa Libromanía para Europa FM (un programa que pese a ser galardonado con el Premio Nacional de Fomento a la Lectura fue suprimido de la parrilla de esa cadena privada), he pensado en las enormes posibilidades con que cuenta la televisión para fomentar la lectura, para cultivar el gusto por la literatura de calidad, para promocionar experiencias apenas conocidas que se desarrollan en cualquier rincón del país: bibliotecas de barrio, editoriales artesanales, recuperación de autores olvidados, editoriales que se arriesgan con la poesía, con poetas nuevos y con poetas consagrados,  rutas literarias, debates sobre el mundo del libro, experiencias novedosas desarrolladas en distintas comunidades autónomas, o municipios....

CUATRO
 Si Página 2 no depende de la publicidad, ni del apoyo de los grandes grupos puesto que se financia vía presupuestos generales del estado, ¿por qué su contenido descansa casi en exclusiva en lo superpromocionado previamente, en el best-seller, en los autores consagrados en los paneles y mesas de novedades de los grandes almacenes, de los hipermercados? Nombres como Gadir, Bartleby, Devenir, Rey Lear, Libros del Aire, Calambur, Ediciones del Viento, DVD, entre otros muchos... ¿no merecen asomarse a un programa como Página 2?

Difícil tiene el mundo editorial, sobre todo la parte más débil, las pequeñas empresas,  la salida de la crisis si en la televisión pública no encuentra una ventana por la que mostrar la calidad de su trabajo y de sus catálogos. No todo es abrir líneas de crédito a través del ICO, ni ayudas ministeriales o autonómicas a la edición. Darles voz, ofrecerles escaparate público, nuevas posibilidades de encuentro, a través de la pantalla, con lectores y amantes de la literatura, con posibles degustadores de sus libros, es también una función de programas como Página 2. El ejemplo no está demasiado lejos: ahí están La estación azul o El Ojo Crítico, de RNE (junto a algunos otros de Radio 3), o Borradores, de Aragón TV, entre otros ejemplos en las antípodas de la pasión best-selleriana de Página 2.

2 comentarios:

blogeliminado dijo...

Totalmente de acuerdo.

Manuel Rico dijo...

Lo lamentable es que esa reflexión no se realice en ámbitos más amplios.

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