
Yo fui (soy, creo, aunque han pasado doce años desde entonces) autor de Visor con un libro con una historia que no procede contar, Donde nunca hubo ángeles. Mi relación con Chus ha sido siempre amistosa, de respeto mutuo aunque bordeando la ironía y la chanza en no pocas ocasiones (soy del Real Madrid y él del Atlético), y la propia de un autor ante uno de sus editores: intenté en varias ocasiones publicar un nuevo libro con él sin que mediara el consabido premio: infructuosamente. Deduzco que no le gustó el libro (lo cual no es un demérito después de conocer sus gustos más depurados) o que su precaria situación económica no le permitía añadir, sin subvención o premio, un título más a su catálogo o, sencillamente, que no le caigo bien por razones que se me escapan. Aunque no me es difícil apuntarlas. Lo haré a continuación.
Nunca he ocultado mi admiración por el trabajo desarrollado durante décadas por el editor García Sánchez. Pese a su concepción de la poesía, con la que discrepo, siempre he considerado que en los años 70 abrió una nueva vía de difusión, distribución y promoción de la poesía hasta convertirse en un referente obligado. Después, las cosas discurrieron por otro camino: la proliferación de premios institucionales de los que Visor se beneficia vía edición, ahorro de derechos y alguna que otra ventaja adicional (dinero público a fin de cuentas), la subvención y la búsqueda de proyectos financiados por las administraciones a ambos lados del Atlántico, y la beligerancia vehemente contra cualquier crítico que se atreva a señalar alguno de sus errores o a discrepar de su línea editorial, han ido marcando la pauta de su sello, un sello que, como bien apunta Martín López-Vega, es el equivalente al Planeta en el ámbito de la poesía y foco de atracción de todo poeta que quiera mucha difusión y distribución sin competencia. No está mal, por cierto. Un deseo tan legítimo o más que cualquier otro.
Sin embargo, difícilmente soporta la crítica. No esconde sus filias ni sus fobias y convierte su particular mirada en una categoría universal de nocivos efectos para el conjunto del panorama poético de nuestro país. Más de una vez he dicho (creo que Vázquez Montalbán decía algo parecido) que el buen crítico de poesía es aquel capaz de descubrir, en todo libro, su "proteína", su contenido de poesía de calidad más allá de la opción estética de su autor. En otras palabras, gozar y reconocer la calidad de la poesía de Claudio Rodríguez, por ejemplo, y de Ángel González, de Blas de Otero, por ejemplo, y de Pablo García Baena, de Miguel Hernández y de Aleixandre, en las antípodas estéticas unos de los otros.... La misma visión abierta reclamo del buen editor de poesía: acoger la pluralidad, respetar las distintas opciones formales y temáticas, ser generoso e integrador y saber detectar la calidad, el “duende” que respira en todo buen poema, sea realista o sea onírico o irracional.

Dos son los “momentos” en que me he manifestado de ese modo. La primera fue a propósito de la imagen que, desde círculos próximos a la editorial, se transmitía del poeta Ángel González tras su fallecimiento, una imagen superficial y arquetípica, vinculada a la noche, al alcohol y a la juerga, que lo alejaba del que yo había leído y conocido en los años 70 y cuyos poemas habían sido referentes de mi generación. Lo conté, delante de Chus y de algunos de sus autores y amigos, en un homenaje en un pueblo de la periferia de Madrid y lo escribí en el libro que se publicó con ese motivo. El texto puede ser leído en este enlace: “El Ángel González al que quiero, admiro y releo”. Y en este blog hay una reflexión sobre aquel homenaje (¨Ángel González y Javier Egea").
El segundo fue más ruidoso: me vi moralmente obligado a responder a la riada de descalificaciones e insultos a un Antonio Gamoneda que se había atrevido a decir, tras la muerte de Benedetti, que valoraba más su actitud cívica que su poesía. Al constatar el silencio con que en el mundo poético fueron recibidos esos insultos (en los que se empeñaron a fondo algunos autores “de la casa”), sentí la responsabilidad de defender al poeta leonés. Y lo hice con un artículo que se publicó en Opinión de El País en junio de 2009. Como el artículo puede ser leído íntegramente (“Lo inoportuno y lo inaceptable” ) sólo me limitaré a reproducir lo que llegó a decir Chus Visor del premio Cervantes leonés: lo calificó de poeta "de segunda división", de "ser sujeto al techo por telarañas", afirmando que Benedetti "comparado con Gamoneda es el Barça frente al Alcoyano".

Se ha escrito mucho sobre otros aspectos de la entrevista, especialmente sobre su descalificación de la poesía escrita por mujeres y de la mayoría de las poetas españolas. No abundaré sobre ello, pero en su propio catálogo hay mujeres que desmienten su apreciación. Y en la historia más reciente de nuestra poesía, no pocos nombres insustituibles: Julieta Valero, Concha García, Olga Novo, Olvido García Valdés, Elena Medel, Raquel Lanseros, Angelina Gatell, Julia Uceda, Francisca Aguirre, Blanca Andreu, Clara Janés, Miriam Reyes, Marta Agudo, Amalia Iglesias, Rosa Lentini, Ana Pérez Cañamares, Ana Merino, Ángeles Mora, Rosana Acquaroni, Chantal Maillard, Esperanza Ortega, Elvira Daudet, Guadalupe Grande…. ¿Para qué seguir?
Confío en hablar algún día con Chus Visor sobre estos asuntos. Creo que el diálogo, la discrepancia en el respeto y el intercambio de ideas y posiciones es un elemento básico de todo ecosistema literario, y más aún poético, que se precie. Tengo el orgullo de dirigir una colección de poesía en las antípodas del criterio que Chus proclama: diversidad, atención a las poetas, convivencia de estéticas, autofinanciación sin subvenciones pese a las dificultades, ausencia de premios, atención a poetas olvidados, recsate de grandes libros…. Es decir, independiente. Es el mismo principio que aplico a la crítica. A pesar de los pesares. Y, sobre todo, a pesar del más importante editor de poesía del país y, sobre todo, a pesar de sus insultos.
8 comentarios:
No puedo dejar de lamentar en qué se convierte a veces la crítica, los intereses o las querellas de campanario. Estor de acuerdo con las afirmaciones de Manuel Rico y no puede sino apoyar la poesía escrita por mujeres, la mitad del cielo...!
Estimado Sr. Rico:
Estas líneas no se refieren a la última entrada de su blog. Solo pretenden agradecer su artículo, en "El País" (5-9-2015), en recuerdo del poeta Carlos Sahagún, recientemente fallecido. Se lo escribo como lector asiduo de su obra, desde luego no tan conocida como merecería.
Reciba un saludo cordial
S.N.
PS. Por cierto, me llamó la atención el dato relativo a Valladolid. Leí también que el fallecimiento había ocurrido en Madrid..., también en Alicante. Sin duda, lo de Valladolid le consta a usted de buena fuente, ¿no es así?
"Tengo el orgullo de dirigir una colección de poesía en las antípodas del criterio que Chus proclama: diversidad, atención a las poetas, convivencia de estéticas, autofinanciación sin subvenciones pese a las dificultades, ausencia de premios, atención a poetas olvidados, recsate de grandes libros…. Es decir, independiente. Es el mismo principio que aplico a la crítica."
Curioso que Manuel Rico se considere "independiente", doblemente independiente al parecer, como crítico de poesía en Babelia desde 1996 y como editor de poesía en Ediciones Bartleby, en lugar de independiente al 50%, por ese curiosísimo y nada usual doblete o desdoblamiento que le convierte doblemente en juez y parte.
Abelardo Linares
Estimado Abelardo. Nunca he hecho crítica a ningún libro de Bartleby. Mi labor crítica es absolutamente al margen de mi labor como director de una colección de poesía. Nunca ha habido interferencias ni tiene por qué haberlas mientras se mantenga el principio arriba apuntado. Gracias en todo caso, Abelardo, por tu observación. Un abrazo.
https://alsondeedades.wordpress.com/
...poesía escrita por una mujer...
Le felicito por su juicioso artículo y suscribo cada una de sus puntualizaciones. A mí me parecieron muy desafortunadas algunas de las manifestaciones del señor Jesús García Sánchez en la entrevista en El Cultural de El Mundo el pasado 26 de junio, especialmente la descalificación de la poesía escrita por mujeres y el comentario que alude a usted de manera insultante. Y lo siento porque yo me inicié en la poesía hace treinta y cinco años leyendo a los poetas que publicaba Visor.
Un saludo.
José Luis Zerón
Estimado Sr. Rico: Aunque no nos conozcamos personalmente, le agradezco su amable, incluso amistosa respuesta o puntualización. En los últimos veinte años, usted, como crítico de poesía en EL PAÍS, nunca ha prestado atención a los libros que yo he ido publicando. Es un hecho, pero me alegro enormemente de que tal cosa, al parecer, no se haya debido a antipatía personal sino a cuestiones estéticas sin mayor importancia. Cada uno tenemos nuestro "gusto" y es de lo más razonable que no le interesen los poetas, españoles o no, que figuran en mi catálogo. Un muy cordial saludo.
Abelardo Linares
Estimado Abelardo: ha sido una extraña casualidad la ausencia de libros de Renacimiento en mi labor crítica. NO entiendo por qué, pero nunca me los han encargado y nunca, quizá porque no me han llegado con tiempo o no me he percatado de su existencia hasta no ver la crítica en otros medios, pero en ningún caso ha habido voluntad de exclusión. Sobre todo, teniendo en cuenta que su editorial y sus colecciones son de un prestigio consolidado y constatable. Y en ella han publicado amigos entrañables. Lo siento e intentaré corregir ese descuido. No hay otras razones. Un saludo.
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