Hace poco terminé la lectura de un libro a tener muy en cuenta en este tiempo. Desde el punto de vista estrictamente literario, pero también a la luz de la
situación que vivimos en España y en Europa y, sobre todo, de la irrupción de
miradas y proyectos cargados de utopía, de sueños respecto a una sociedad nueva, anticapitalista, basada no en la
lógica del mercado sino de los intereses y necesidades colectivos, de los
hombres y mujeres que la componen.
El libro nos sitúa en una sociedad no imaginaria, sino real
(que lo fue y que sigue siendo real en otras partes del mundo): la de
Alemania Oriental, la de la antigua RDA. Se trata de Al otro lado del muro. La RDA en
sus escritores, una antología de textos realizada por Ibon Zubiaur, de la que es, además,
prologuista y traductor ya que, como él mismo subraya, ha optado por textos
antes nunca traducidos.
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Alexanderplatz, plaza emblemática del antiguo Berlín Este |
El libro es una suerte de radiografía de la literatura, de
la vida literaria y de las más íntimas obsesiones y preocupaciones de los escritores de aquel país desaparecido, representada en relatos, conferencias, textos de circunstancia y
fragmentos de novelas en los que se filtra la cotidianidad de un mundo lleno de
contradicciones y claroscuros. Desde la óptica occidental no es fácil entender
ni asimilar la realidad que en ellos se
describe: desde la entrega desinteresada y casi entusiasta en la construcción
de la nueva sociedad de los primeros años de la postguerra hasta las
decepciones y distanciamientos críticos
de los años previos a la caída del muro (sobre todo a partir de la expatriación,
en 1976, de Wolf Biermann). En la
antología están presentes trabajos de autores ya conocidos por el lector
español como las narradoras Brigitte Reimann o Irmtraud Morgner, el
polifacético Jurek Becker o Günter de Bryun, el autor de la
conocida obra El asno de Buridán, junto a otros autores que, por su
militancia comunista o su compromiso con el régimen, no fueron divulgados de
manera suficiente al otro lado del muro o, simplemente, fueron considerados
escritores “de partido”.
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Stefan Heym |
No es difícil, al leer el libro, recordar la magnífica
ambientación de la cotidianidad de la RDA que se dibuja en dos películas de
notable éxito en los últimos años: Good Bye, Lenin, de Wofgang Becker, y La
vida de los otros, de Florian Henckel. De algún modo, la experiencia que viven la anciana
enferma a la que su familia intenta ocultarle la caída del muro de la primera o el autor dramático sometido a un permanente espionaje de la segunda, se advierten, en
distinto grado, en los trabajos antologados por Zubiaur. En ellos está la vida diaria del escritor comprometido
con el socialismo que ha de compartir la experiencia de la fábrica o de la obra
en la construcción, asoma el mundo literario, condicionado de manera terrible por el
sistema, la doble vida de cada escritor, con la mirada puesta en las
editoriales occidentales y en la necesidad de mantener un estatus en la propia
RDA, las lecturas, el sistema educativo, las fiestas, comidas y encuentros,
celebrados las más de las veces en los domicilios de los escritores pero
sujetos a la mirada de la Stasi o del confidente de turno, el papel de la Unión
de Escritores…. El mundo que se filtra
en ellos no es un todo uniforme: pasa de la visión entusiasta de los primeros años de la RDA (el escritor,
consciente de su papel en la sociedad
combina su trabajo manual con el intelectual, confía en el juicio de los
obreros sobre sus obras, vive la realidad productiva desde dentro), marcados
por la memoria de Hitler y por la necesidad de abrir paso a un sistema nuevo,
distinto al capitalismo, a la mirada escéptica, casi desafiante de quienes
comienzan a ver en el sistema, más de treinta años después de su fundación, un
callejón sin salida o a apercibirse de que la única salida seria una imposible evolución hacia la
democracia y hacia una economía mixta y flexible de corte europeo.
Es preciso resaltar que los autores de Al otro lado del muro leían
y escribían en un ecosistema cultural muy especial: el estado socialista
situaba en un primer plano la lectura, la difusión y la venta de libros a
través de las editoriales públicas. La gente, en la RDA, leía muy por encima de la media de otros países, compraba
muchos libros porque eran baratos y la literatura ocupaba un lugar preferente
en los planes de enseñanza. Incluso el Estado, asesorado por algunos de los
escritores que venían de la lucha contra el nazismo, miembros del partido comunista,
llegó a establecer numerosas fórmulas de apoyo a la literatura mediante
premios, becas, cursos, creación de bibliotecas o aportaciones económicas a los
escritores y a sus organizaciones. Junto
a ello, la existencia de editoriales públicas, con largas tiradas de clásicos y
menos clásicos además de los autores contemporáneos, facilitaba la publicación
a escritores no siempre caracterizados por la calidad de sus obras.
De ahí que el lector de un país como España, en el que la
literatura y su difusión descansa en una estructura puramente comercial, se
sienta extraño ante el mundo que se nos describe. No son pocos los textos seleccionados de Al otro lado del muro en
los que el escritor se pregunta por el sentido del compromiso y por los límites
estético-artísticos de su obra. O los que diseccionan el sistema de ascensos,
premios y caídas en desgracia en el mundo literario. O los que retratan, con
sutileza, las condiciones de vida del escritor: el acceso a la vivienda, la
austeridad obligada, los límites que marca la censura, las compras en el
economato, las citas y encuentros con autores procedentes de la Alemania
Occidental, las lecturas que llegan de EE. UU., de Francia, de otros países no
socialistas….
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Jurek Becker |
El texto que quizá, muestra un mayor interés para el actual
lector occidental que quiera adentrase aún más en los resortes que actuaban
sobre la literatura en aquel mundo “utópico”, es el que cierra el libro, “La
reunificación de la literatura alemana”, de Jurek Becker. El autor
explica cómo en la RDA la literatura se convirtió en campo de reflexión o de
desacuerdo con el régimen, de crítica,
incluso de debate político (por muy sutil que este fuera, incluso mediante la lectura entre líneas), con lo cual se trasladaba a los libros lo que en la sociedad
estaba prohibido y penado. Becker escribe:
“Continuamente hubo libros” (en la RDA) “capaces de generar desasosiego o
intervenir en los debates sociales, incluso de incitarlos, de un modo
inimaginable en el Oeste. Para mucha gente los libros eran como un alimento; no
los necesitaban para su recreo, son para afrontar mejor la propia vida”. Y
añade: “ era interés por los propios
asuntos públicos, que no podía verse satisfecho de otro modo”.
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Irmtraud Morgner |
En cualquier caso, todos los escritores antologados
reflejan, con mayor o menor intensidad, una doble pulsión: la de sentirse
moralmente comprometidos con la construcción del socialismo y la conciencia de
que el propio régimen iba generando, poco a poco, los instrumentos de su
destrucción. Por eso, la lectura de Al otro lado del muro es tan necesaria en esta segunda década del siglo XXI en la que parecen recuperarse algunos de los impulsos utópicos generados tras la Segunda Guerra Mundial. Para recapacitar sobre los límites del socialismo cuando no se sustenta en una democracia sólida, para valorar las consecuencias de un sistema igualitario basado en la inexistencia de partidos pero con una estructura "de mando" de partido único que genera burocracia y represión. Todo eso está en las reflexiones y en las obras de creación de los autores antologados. Es la doble cara de una utopía no realizada (quizá por irrealizable).
Es de agradecer el empeño y la pasión que Ibon Zubiaur, con el respaldo de dos editoriales independientes, Errata naturae, editora de este libro y de La ciudad del mañana, y Bartleby, que publicó la primera novela de Brigitte Reimann y los relatos de Irmtraud Morgner, está poniendo en la recuperación para el lector en castellano (pero no sólo) de una literatura que no por relegada deja de ser valiosa para el lector de hoy.
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Al otro lado del muro. La RDA en sus escritores. Edición de Ibon Zubiaur. Stephan Hermlin / Stefan Heym / Erich Loest / Brigitte Reimann / Helmut Sakowski / Franz Fühmann / Erik Neutsch / Hermann Kant / Günter de Bruyn / Irmtraud Morgner / Volker Bran / Wolfgang Hilbig / Hans Joachim Schädlich / Günter Kunert / Jurek Becker. 259 pags. Errata Naturae. Madrid, 2014.
2 comentarios:
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